Maddie llega al laberinto con Ursula y le pregunta si sabe algo algo sobre el cuaderno que encontró. Ursula parece sorprendida y un poco afectada: era la posesión más valiosa de Charlie. ¿Por qué la tiene Maddie? Maddie empieza a contarle que Charlie la llamó y la envió en una misión, pero Ursula la interrumpe, molesta. ¡No es posible que se tratara de Charlie! Se marcha y Maddie vuelve al trabajo.
Maddie está examinando uno de los dibujos del cuaderno cuando llega Julius. Ella le pregunta si sabe de qué se trata, pero él dice que no. Sin embargo, le cuenta que conocía a su abuelo Charlie cuando eran jóvenes, y Maddie le pregunta cuáles eran las aficiones de su abuelo, a lo que él contesta que quería ser inventor y probar que era digno del apellido Boulton. Maddie decide construir el modelo descrito en el dibujo.
Maddie se pregunta por qué Charlie pensó que el cuaderno le sería de ayuda, pero entonces lo hojea y se da cuenta de que contiene códigos y otros detalles. Julius, que se encuentra presente, le dice a Maddie que no le sorprende que el cuaderno esté lleno de pistas, pues a Charlie le encantaban. Eran su pasión, aunque no sabe muy bien por qué. El perro también está presente y hace que Julius estornude.
Deb entra en escena, lo que sorprende a Julius. Este parece avergonzado. El perro sigue ahí, por lo que Julius estornuda, pero Deb interpreta que se ha emocionado al ver que ella está en casa. Se muestra habladora y orgullosa; flirtea con Julius, que se marcha, intimidado.
Deb charla con Maddie. Hace tiempo que no se ven, pero claramente sienten aprecio la una por la otra. Le pregunta a Maddie qué está haciendo en el laberinto y le cuenta que en una ocasión se perdió durante horas; sin embargo, un atractivo jardinero la salvó, así que la experiencia no resultó ser tan mala. Maddie le cuenta que está intentando ayudar a la abuela y Deb le contesta que ese es el motivo por el que ella ha vuelto a casa. ¿Dónde está su hermana?
Al llegar, Ursula no parece muy contenta de ver a Deb. Le dice que no necesita ayuda y que puede arreglárselas sola. Maddie les pregunta si pueden contarle por qué el abuelo escribía tantos códigos. Deb no tiene ni idea, pero Ursula sonríe y le dice que conoce el motivo.
Ursula cuenta que la madre de Charlie descifraba códigos en la Segunda Guerra Mundial. Tenía que mantener su trabajo en secreto, así que ni siquiera su marido lo sabía; él pensaba que era tan solo una secretaria, pero en realidad tenía otra vida. Maddie piensa que es algo increíble, y Ursula está de acuerdo con ella. La madre de Charlie era formidable, y la joven Ursula se sentía un poco intimidada por ella. Enseñó a Charlie todo lo que sabía cuando él era muy joven. Maddie le pregunta por qué se sentía intimidada.
Ursula explica que ninguna de las familias se alegraba demasiado por la boda, especialmente la de Charlie. Sus padres opinaban que en la familia de ella eran muy estirados. Ante este comentario, Deb se ríe y cuenta una historia sobre su familia que demuestra que no eran en absoluto perfectos. Ursula dice con pesar que ahora la odiarían, en especial tras haber ido a la cárcel. Deb pregunta de qué iba todo eso, y Ursula le responde que se meta en sus propios asuntos. Ursula se marcha a leer el próximo libro de su club de lectura y Deb se va en busca de Julius para flirtear con él.
Roddy aparece y fantasea con cómo sería perderse con Maddie en el laberinto, aunque ella no le está escuchando, pues está pensando en la llamada de Charlie. Le pregunta a Roddy si puede contarle un secreto...
Roddy se entera de la existencia del cuaderno de Charlie y de que este le prometió que la llevaría hasta donde ella necesita, pero en realidad no está ayudando a Ursula. Roddy menciona que quizá tengan que ser pacientes. Echa un vistazo al cuaderno y parece darse cuenta de algo, pero se muestra reticente a hablar.
Roddy señala que el boceto parece un reloj solar y ella se da cuenta de que tiene razón. Juntos llegan a la conclusión de que, para desvelar la siguiente pista, deberán construir un reloj solar a partir de las notas de Charlie.